Un festival ibérico con música ‘pata negra’

Cuando hace 32 años en Badajoz todavía existía la frontera con Portugal, donde todos teníamos que identificarnos y mostrar el interior de bolsos y coches a la Guardia Civil y a la Guarda Nacional Republicana, surgía el Festival Ibérico de Música. Sin apenas ser consciente de ello, se convirtió en un espacio de libertad por el que fluía la música de todos los tiempos a ambos lados de la raya. La música ha sido su instrumento desde hace más de tres décadas para tender lazos y estrechar relaciones en este territorio denominado Ibérico.

Después llegó el Acuerdo de Schengen, la Unión Europea…las fronteras se diluyeron y el territorio se convirtió en un espacio marcado sólo por un bolígrafo en el mapa, pero si de algo sabe este festival es de saltar rayas y borrar fronteras de los mapas. De la mano de la Sociedad Filarmónica de Badajoz ha ido avanzando y creciendo, convirtiéndose en un referente para compositores, intérpretes, formaciones y estudiantes de música de España y Portugal. También para el público.

Pianistas como Rosalyn Tureck, Grigory Sokolov o Esteban Sánchez han pasado por el  Festival Ibérico, así como grandes formaciones e importantes solistas, representantes de la música antigua, el jazz o la música contemporánea.

La madurez y la calidad de sus cuidados contenidos han sido sus avales para ganarse la confianza y el respeto de instituciones y del sector musical, forma parte de Festclásica, la Asociación Española de Festivales de Música Clásica, y cuenta con el apoyo del Gobierno de Extremadura, la Diputación y el Ayuntamiento de Badajoz y la Fundación Caja Badajoz.

‘Ibérico’ se ha convertido en sinónimo de exquisitez, de algo muy preciado, único…como nuestros cerdos y nuestro jamón de pata negra. Pues eso es también este festival, algo exquisito para todos los sentidos y único. Un festival que ofrece música ‘pata negra’.