El dilema (2022)
-última escena y postludio de «La Paz Perpetua»-
Texto de Juan Mayorga.
Compositor José Río Pareja.
Para soprano (Humano), contratenor (Enmanuel) y ensemble (flauta, clarinete en sib, saxofón, arpa, percusión, piano, violín, viola y violonchelo)
El dilema está basado en la última escena de la obra teatral de Juan Mayorga, La Paz Perpetua. Un texto que a través de unos perros y un ser humano nos cuestiona sobre el terrorismo, el frágil equilibrio entre la idealización de los objetivos y los medios para llegar a ellos, los valores éticos, la violencia física y el impacto del uso de la palabra.
Es precisamente en esta última escena, El dilema, en la que el ser humano, representado por la voz de la soprano, presenta la última prueba a superar al pastor alemán Enmanuel, que encarna la voz del contratenor. Enmanuel debe responder a la vieja pregunta acerca del mal necesario: ¨¿Es no sólo justificable sino incluso necesario hacer un mal para obtener un bien?”. “Sólo soy un perro”, responde Enmanuel, justo antes que el Humano rotundamente le conteste “distinguir lo justo de lo injusto, eso sólo puede hacerlo hoy el corazón de un perro.”
El dilema está formado por dos secciones. En primer lugar, propiamente el dúo titulado El dilema, en el que la voz de la soprano tiene un rol principal, y una segunda parte en forma de breve postludio titulada El lamento de Enmanuel, en el que la voz del contratenor es la única protagonista.
Texto:
Humano- Hay vida detrás de esa puerta.
Un ser humano.
Pensamos que nos esconde algo.
Pensamos que esconde
el lugar y la hora
de un atentado
que matará inocentes.
Él dice que no esconde nada.
Quizá diga la verdad.
Y aunque mienta,
si lo tocamos,
si tocamos a una persona desarmada,
¿no justificamos
su tenebrosa visión del mundo?
¿Qué nos distingue
si también nosotros
despreciamos la ley?
Si ese ser humano no tiene derechos,
¿no están los míos en peligro,
los derechos de todos?
Pero ¿y si hay personas inocentes
cuya muerte podemos impedir?
Humano- John-John y Odín han decidido.
Tú dudas todavía.
Apreciamos tus dudas.
Tenemos muchas esperanzas
puestas en ti, Enmanuel.
No tienes la fuerza de John-John,
no tienes el olfato de Odín,
pero tienes un corazón sabio.
Queremos tu corazón,
si podemos confiar en él.
¿Vas a quedarte mirando?
¿No comprendes que esta prueba
es para ti, Enmanuel,
que ésta es tu prueba?
Enmanuel- Usted lo ha dicho:
si tocamos a esa persona desarmada,
¿no justificamos
su tenebrosa visión del mundo?
¿Qué nos distingue
si también nosotros
despreciamos la ley?
Si ese ser humano no tiene derechos,
¿no están los suyos en peligro,
los derechos de todos los seres humanos?
Humanos- Nos defrauda, Enmanuel,
oír en su boca frases hechas.
¡Sapere aude!
Ley y derechos.
¿Qué derechos habría sin nosotros?
Aquí salvamos cada día
los derechos de todos.
Amamos la ley.
Para salvar la ley
puede ser necesario
suspenderla.
Esa decisión sólo debe tomarla
alguien que ama la ley.
Alguien que nunca emplea su fuerza
para humillar,
para vengarse,
para castigar.
Tú amas la ley, Enmanuel.
No consentirás
que Odín o John-John se acerquen
a ese ser humano.
Está indefenso
y puede ser inocente.
¿Pondrás vidas inocentes en peligro?
Se trata de valores, Enmanuel.
¿No es la vida
el más importante valor?
Enmanuel- Nos ganaremos su odio,
el odio de sus hermanos,
el odio de sus hijos.
Humano- Nuestro enemigo no puede odiarnos más.
Nuestro enemigo nos ve como bestias,
y no dudará en destruir a sus bestias.
Cuando pase el peligro,
nos juzgarán los hipócritas.
Aceptaremos el castigo
que los fariseos nos impongan.
El castigo
ya está en nuestras almas.
Sacrificar el alma
es la tarea del héroe
en estos tiempos oscuros.
La vida de todos depende
de nuestras almas torturadas.
Recuerda cómo empieza La paz perpetua:
“Un cementerio es el único lugar
que asegura la paz perpetua”.
No habrá otra paz
que la que cada día conquistemos.
Un día el amor se impondrá
en los corazones,
un día habrá una Humanidad
sin enemigos.
Luchamos para que llegue ese día.
Es una guerra en el espíritu.
Razón o sombra,
civilización o barbarie.
¿De qué lado estás, Enmanuel?
Enmanuel- Sólo soy un perro.
Humano- Distinguir lo justo de lo injusto,
eso sólo puede hacerlo hoy
el corazón de un perro.
Estamos en peligro,
no nos abandones.
Enmanuel- Déjeme hablar
con ese ser humano.
Encontraré las palabras.
Humano- Mientras tú buscas palabras,
pueden morir inocentes.
Inocentes como Isabel.
No viste el peligro, Enmanuel.
¿En qué estabas pensando?
¿En qué piensas, Enmanuel,
mientras Isabel se acerca a la muerte?
Piensa en ella, Enmanuel.
Enmanuel- No dejo de pensar en ti.
Tú sentirías vergüenza.
Humano- Kant sentiría vergüenza.
Luchamos por Kant.
Luchamos para que todos
puedan leer a Kant en paz.
La paz tiene un precio.
Éste es el precio.
Lo pagaremos hasta que llegue la paz.
Es nuestro sueño: la paz perpetua.