O Bando do Surunyo

PROGRAMA

Ũa Ensalada Ibérica

I. Del agua y del fuego
MATEO FLECHA EL VIEJO (1481 – 1553)
El fuego (ensalada a 4)

II. De los amores humanos
CANCIONEIRO DE UPSALA (1566)
Soy serranica (villancico a 4)

CANCIONERO DE ELVAS (SIGLO XVI)
Mirad que negro amor (terceto a 3)

CANCIONERO DE PARIS (SIGLO XVI)
Não tragais borzeguis pretos (villancico a 3)

III. Del amor divino
FRANCISCO GUERRERO (1528 – 1599)
Todo quanto pudo dar (villancico a 4)

PEDRO ESCOBAR (C. 1465 – C. 1535)
Clamabat autem mulier cananea (motete a 4)

IV. De los amores prohibidos
CANCIONERO DE PALACIO (SIGLO XV-XVII)
¿Qué me queréis, caballero? (villancico a 3)

JUAN DEL ENCINA (1468-1529/30)
Cucu (villancico a 4)
Fata la parte (villancico a 4)

V. De la condición humana
MATEO FLECHA EL VIEJO
La bomba (ensalada a 4)

Eunice Aguiar, soprano
Patrícia Silveira, alto
André Pérez Muiño, tenor
Sérgio Ramos, bajo
André Ferreira, órgano
Xurxo Varela, viola da gamba
Hugo Sanches, laúd y dirección artística

NOTAS AL PROGRAMA

La Península Ibérica presenta, durante los siglos XVI y XVII, un riquísimo cuadro cultural que, fundamentado sobre una matriz de pensamiento común a toda Europa, posee, sin embargo, características diferenciadoras.

Teniendo como eje cronológico los años 1581 a 1640, bajo los reinados de Felipe II, III y IV, España y Portugal presentan una clara unidad en el ámbito de la producción musical y poética que es anterior a la unión monárquica, manifestándose claramente ya en el tercio final de la dinastía portuguesa de Avís y que persiste más allá de la guerra que enfrentó a ambos países entre 1640 y 1668.

Durante cerca de siglo y medio, circularon libre e intensamente música, músicos, textos y escritores en el espacio peninsular, originando una de las eras más notables de producción cultural de la historia europea. Teniendo el castellano como lengua franca, se generaron múltiples corrientes bidireccionales de influencia literaria que, en los universos religioso, cortesano y teatral encontrarían un terreno fértil para florecer.

Las fuentes documentales que han llegado hasta nuestros días revelan la existencia de un extraordinario dinamismo en la circulación de música y poesía en el mundo ibérico del Quinientos y del Seiscientos a través de redes diversificadas de relaciones personales e institucionales entre maestros de capilla, músicos, copistas, religiosos, poetas, nobles, familiares de los músicos e incluso, los propios reyes.

Ensalada es el nombre de un importante género musical y poético cultivado en la Península Ibérica durante los siglos XVI y XVII que Juan Díaz Rengifo describe en su Arte Poética Española de 1592 como una composición en la que se utilizan diferentes tipos de verso en diferentes idiomas al «alvedrio del poeta», añadiendo que «según la variedad de letras se cambia la música». El término, sin embargo, se utilizaba en la música y el teatro desde mucho antes. El Auto da Fé de Gil Vicente, por ejemplo, representado en 1509 o 1510, termina con la siguiente didascalia:

“Cantam a quatro vozes ũa enselada que veio de França, e assi se vão com ela, e acaba a obra.”

Caracterizado como un collage de diferentes géneros, estilos, ambientes y registros poético-musicales, ensalada es el título idóneo para nuestro programa, en el cual se escuchará una muestra de la fascinante y multicolor paleta musical compartida por España y Portugal en el Siglo de Oro.

Ũa Ensalada Ibérica abre y cierra con dos obras de uno de los más importantes compositores del género, Mateo Flecha el viejo. La primera, El fuego, es una ingeniosa glosa poética sobre la oposición simbólica entre el fuego (el Pecado) y el agua (la Salvación). La bomba, por su parte, satiriza con gran teatralidad, humor y ricos elementos gráficos el hecho de realizar promesas luego no cumplidas en momentos de aflicción.

La extraordinaria polifonía sacra que se compuso entonces en la Península Ibérica está representada por una obra destinada al teatro litúrgico, el motete Clamabat autem de Pedro Escobar, que se cantó en 1534 en el final del Auto da Cananea de Gil Vicente.

También presentamos un conjunto de obras en lengua vernácula que ilustran el riquísimo corpus de cancioneros peninsulares, excelentes ejemplos de cómo la extraordinaria poesía del Siglo de Oro se une al ingenio de los compositores ibéricos en la búsqueda del ideal ciceroniano de docere, delectare, movere:

deleitar y conmover al auditorio a través de la palabra y del sonido.

Hugo Sanches, 2025
(Castellano revisado por Adrián Linares y Xurxo Varela)